SALAMAT DATANG

sábado, 22 de junio de 2013

Las manifestaciones, sistema de expresión contemporáneo.


Se define como manifestación cualquier “reunión pública, generalmente al aire libre, en la cual los asistentes a ella reclaman algo o expresan su protesta por algo” (RAE). Las manifestaciones sociales, no son nuevas; se tiene conocimiento de una primer protesta popular gracias a los textos de Heródoto, la cual se sitúa en el reinado del faraón Ramsés III en el antiguo Egipto (1166 a.C.), los trabajadores se declararon en huelga por la mermada situación de las raciones diarias de víveres.

Y es así como, después de más de tres mil años, en la actualidad siguen surgiendo manifestaciones, grandes o pequeñas, que por lo regular exigen condiciones de vida igualitarias para los habitantes de cierta región, condiciones con visiones económicas, sociales, educativas, de género y demás. 

Hace veintidós días, en Turquía un país mayoritariamente musulmán (con más de 73 millones de habitantes), se reunieron 50 ecologistas para evitar que se construyera una plaza comercial en el parque Gezi, el cual forma parte de las pocas zonas verdes en la ciudad de Estambul. Fue entonces cuando, de manera represora, las fuerzas policiacas, en un intento por desalojar a los manifestantes, empezaron a hacerlo por la fuerza; esto ocasionó que más personas se unieran a las protestas. “Lo que comenzó como una protesta de medio centenar de personas, se transformó en un movimiento social en el que ahora convergen miles de jóvenes, artistas, escritores, intelectuales e incluso políticos de oposición que tomaron la emblemática Plaza Taksim, en la que se encuentra el parque” (Robles, 2013).



FUENTE: rtve.es


Ocho días después de esta manifestación turca, se unieron los brasileños (más de 196 millones de habitantes) en la ciudad de San Pablo para realizar una cuarta manifestación considerada violenta, con motivo del aumento de tarifa que se ha presentado en el servicio de transporte colectivo, metro y tren (de 3 a 3,20 reales, lo que implica de 1.5 a 1.6 dls). El Movimiento Pase Libre se organizo a través de las redes sociales para lograr reunir a más de cinco mil jóvenes. A esta manifestación, se sumo una más, considerada la más grande desde el regreso de la democracia como forma de gobierno, más de 200,000 personas se reunieron en la terraza del Congreso en Brasilia para exigir que el gobierno invierta más en educación, salud y transporte. Una de las causas de indignación entre la población se relaciona con los multimillonarios gastos realizados para el Mundial de Fútbol que se llevará a cabo el próximo año en Brasil.

FUENTE: Excélsior


Por otro lado, no puedo dejar de lado las situaciones que se viven en México (más de 112 millones de habitantes). Las manifestaciones sociales en nuestro país, es el pan nuestro de cada día. El pasado 10 de junio, se conmemoraron los cuarenta y dos años de El Halconazo, marcha realizada en el Casco de Santo Tomás y en la que 42 jóvenes perdieron la vida en 1971, estos jóvenes pedían la democratización de la enseñanza, una verdadera reforma universitaria y la libertad a los presos políticos. Por este motivo, se realizó una marcha que termino en un enfrentamiento contra aproximadamente 300 granaderos y con 16 detenciones probablemente arbitrarias. De los detenidos, algunos mencionaron que son integrantes de grupos anarquistas. El Jefe de Gobierno del Distrito Federal, aseguró que se evitó al máximo las confrontaciones contra los manifestantes. 


FUENTE: Animal Político

Para el historiador Enrique Condés “recordar este suceso significa entender el riesgo que se corre cuando no hay vías para canalizar las demandas, ni una interlocución adecuada o espacios de diálogo para alzar la voz” (Bautista, 2011).

Sin embargo, en pleno Siglo XXI, “la problemática social surge cuando la manifestación, vía para encontrar solución a demandas vitales a través de la expresión pública, ha perdido su fuerza, además de la capacidad de reacción de la sociedad para hallar nuevas formas estratégicas para que su lucha no desaparezca en el espacio público” (Salado, 2012).

Estas manifestaciones están caracterizadas por la generación de violencia de parte de manifestantes que “toman estás fechas como estandartes para sus propios intereses” (Salado, 2012) y a la vez, se da la represión por parte de fuerzas policiacas, que en un intento de mantener el orden social, convierten el movimiento social en un trágico evento.

Entre las herramientas de defensa y ataque, se presentan los gases lacrimógenos, basura quemada, piedras y balas de goma, cuchillos, bombas molotov, palos y cañones de agua. En cuestión de daños, los hay desde los mobiliarios urbanos, tiendas y colectivos incendiados, actos vandálicos hasta cedes gubernamentales.

Resulta importante conocer las formas de gobierno en un País ya que, con base en ellas, puede considerarse las pertinencias de una manifestación, es decir, qué tan válido es generar manifestaciones para hacer público el desacuerdo del pueblo. En México, por ejemplo, las forma de presión que se han convocado por las minorías que buscan el ejercicio de sus derechos, “son las continuas manifestaciones y marchas que desquician el tránsito, afectan a terceros, generan caos y muchas veces violan la ley. Las autoridades nada o poco hacen porque es un «derecho democrático» y en una democracia no se «reprime»” (Suárez-Íñiguez, 2005).

Es también evidente que los medios masivos cumplen una función específica en este tipo de eventos sociales; por ejemplo, en Turquía, los medios locales han dejado de informar, en Brasil por el contrario, narran, describen y graban segundo a segundo las manifestaciones en las distintas ciudades en que se están dando. En México, suceden las dos cosas. Los diarios nacionales informan cosas selectivas, otros informan de más “hasta en eso se puede distinguir la desigualdad social, ha quién se le atiende y se le da voz en los medios de información; y a quién se le ignora y su voz es callada o descontextualizada” (Salado, 2012).

FUENTE: seniales.blogspot.mx

Las manifestaciones, sin duda alguna, muestran cómo las nuevas generaciones participan, sin embargo es preciso que si una persona decide asistir a una marcha “debe tener un conocimiento de causa, la voluntad de asistir sin imposición alguna” (Salado, 2012) y la razón para ir en defensa del derecho individual y también a nivel sociedad para tener una mejor calidad de vida.

Tanto en Turquía como en Brasil, se ha visto que las opiniones públicas han viajado a través de los caminos, logrando que otras ciudades también convoquen a movimientos que demuestren la participación social y el apoyo a las demandas básicas. En México no pasa así, primero por la centralización de los Poderes Federales, segundo porque cada vez son más manifestaciones pero menos participantes y tercero porque “el abuso de la manifestación como única forma de protestar […] es debido a éste abuso de ocuparla para todo” (Salado, 2012). Lo último puede agradecerse a la opinión pública formada por los medios masivos dominantes que conciben a las manifestaciones como sucesos negativos. Incluso, “los movimientos ven a la manifestación como un objetivo y no como un paso que antecede al otro, se reúnen gritan su inconformidad con el sistema y si los ignoran o no obtienen respuesta se van y hacen lo mismo días después” (Salado, 2012).

Manuel Jiménez enumera cuatro cambios respecto a las manifestaciones en su obra “La normalización de la protesta. El caso de las manifestaciones en España (1980-2008)”, son los siguientes:
  • Las manifestaciones han dejado de ser una práctica con presencia mayoritariamente de hombres. La tendencia de la última década es encontrarnos con tantos hombres como mujeres. Si consideramos las generaciones más jóvenes (las nacidas desde los años setenta), la igualdad es plena. 
  • Los grupos de edades intermedias han pasado a ser los protagonistas de las manifestaciones en un contexto de mayor diversidad de edades y donde solo los muy mayores no están bien representados. 
  • Aunque carecer de estudios sigue siendo un factor determinante de exclusión de esta actividad política, en un contexto de rápido aumento del nivel de instrucción, la sobrerrepresentación de los ciudadanos con estudios superiores se ha reducido. 
  • Ha aumentado la presencia de manifestantes que no pertenecen a ningún tipo de asociaciones y no residen en grandes ciudades. Lo que sugiere un contexto en el que las probabilidades de estar expuesto a estrategias de movilización o las oportunidades de participación no dependen, tanto como antaño, de los contactos organizativos o el tamaño del lugar de residencia. 
Las manifestaciones deben estar consideradas como estrategias que se ocupan en momentos oportunos para que su importancia y simbolismo sean expuestos con mayor fuerza; es un medio para que las autoridades pongan atención y oigan las peticiones de los demandantes que pertenecen al pueblo al que teóricamente, a través del ejercicio democrático, sirven. La finalidad de estos eventos sociales debe estar sujeta al acto de negociar y llegar a soluciones. Es recomendable que los movimientos cuenten con un líder (individual o grupal) y un comité organizador con el objetivo de que generen dirección y orden a todas las actividades que se pretenden concretar.

FUENTES DE REFERENCIA
Bautista, V. (10 de Junio de 2011). Conmemoración de El halconazo, 40 años de ganar la calle. Excélsior. 
RAE. (s.f.). Reael Academia Española. Recuperado el 2013.
Robles, L. (2013). Los jóvenes turcos si tienen voz. Domingo , 28-32. 
Salado, L. (06 de Diciembre de 2012). Facultad de Filosofía y Letras. Recuperado el 22 de Junio de 2013, de http://www.filos.unam.mx/CNEPJ/categoriaA/La_manifestacion.pdf 
Suárez-Íñiguez, E. (2005). La verdadera democracia. Las características indispensables. Revista de Estudios Políticos , 161-177.

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